Miénteme
Nunca nada ha fabricado tantas excusas como la justificación de las emociones y sus deseos desbordados, así, a la mañana siguiente de un coctel moribundo que al final del vaso escondía sexo desenfrenado enterrado por la culpabilidad y una relación tormentosamente aburrida, ella miro la puerta por donde yo estaba dispuesto a abandonar ese apartamento, su mirada suplicaba una mejor explicación para lo que jamás contarían aquellas paredes y no la encontraba.
No puedo evitar sentirme como una mierda –dijo ella con la intención de retenerme apelando a la compasión o pena que pudiera quedarme, aun a riesgo de enfrentarse a una dura respuesta, aunque para su sorpresa, no obtuvo ninguna, pero siguió insistiendo en compartir la carga de su culpabilidad.
Sé que lo hablamos ayer…y me avisaste tiempo atrás, sé que no deberíamos haber follado, sé que te mentí, sé que… –y la corte.
Sabes tantas cosas que al sexo le dan igual, lo único que pretendes es que otro día vuelva a pasar, que tus ganas vuelvan a ganarle el pulso a tus remordimientos y nos volvamos a imantar como dos colegiales que acaban de descubrir la cama –conteste mirándola fijamente a los ojos, que buscaban refugio en cualquier parte de la habitación para evitar cruzarse con los míos, mientras asentía culpablemente observando cómo me dirigía a la salida, en ese momento el mundo exterior me parecía más cuerdo que ella.
Pude notar su mirada clavada en mi espalda, incluso después de cerrar la puerta, el silencio solo era partido por las lágrimas de cocodrilo de una Barbie de extrarradio a medio vestir en su cama que suplicaba por un poco de afecto y una nueva mentira que la convenciese de que había obrado bien, un nuevo “es que” para justificarse.
Por supuesto, no encontró ninguno, fue su error no el mío, me creí su mentira y me robo un buen polvo, no me quejo para nada, hace mucho tiempo que probé las mieles de hacer lo prohibido (no, jamás he puesto los cuerno a nadie, no malpenséis), es una sensación tan descomunal de inmersión en el más absoluto descontrol de los instintos más básicos que realmente puede engancharte y entiendo que algunas personas lo busquen en la infidelidad, pero hay otras maneras, así solo vas a conseguir que la culpa y los remordimientos sean proporcionales a lo tan jodidamente bueno que haya sido el sexo.
No iba a quedarme a hacerle de psicólogo a su decisión, es lo que tiene la mentira, explosiva, seductora y te da la excusa perfecta para hacer eso que quieres ahora mismo, pero se pagan demasiado caras y si realmente puedes vivir con ese peso en tu mochila, lo respeto, pero es algo que yo jamás podré.
Me puse mi chaqueta y lamentablemente intento iniciar algunas frases.
Al menos tienes la prueba que venias buscando y tanto te costaba elegir noches atrás, solo que de todas las maneras que había de conseguirla, elegiste, sin duda, la más rápida, así que suerte. –sentencie para irme.
Y nos perdimos, ella en su laberinto de excusas bien tramadas para justificarse más tarde con el amor de su vida y yo en unos ojos azules que se me cruzaron por las calles de Barcelona.
Las mentiras no siempre buscan herir. A veces solo son la excusa que nos damos para sentirnos vivos una vez más.
ByJG
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